Aikido es un arte marcial que se rige por principios más que por técnica. El kamae es un de los principios fundamentales del Aikido. Tal como dijo Gozo Shioda, el “Aikido empieza y acaba con el kamae”.

“Kamae” se puede traducir como “postura” aunque en kanji esta palabra significa literalmente “base”. Ciertamente, el kamae representa una de las bases fundamentales de las que parte todo nuestro Aikido. El kamae en su sentido más amplio hace referencia a nuestra postura corporal pero también a nuestra predisposición mental y espiritual.

El Kamae es una posición básica que persigue alinear los tres puntos que definen nuestro centro de gravedad (cabeza, columna vertebral y parte inferior del abdomen). Un correcto Kamae debe proporcionar una sólida sensación de estabilidad pero también debe ser natural y permitirnos una posición relajada que nos permita reaccionar rápidamente y desplazarnos en cualquier dirección. Esto se consigue colocando los pies de modo que conformen un triángulo y nos permitan avanzar o girar en cualquier dirección.

El triángulo es la base del aikido y también del kamae. El triángulo representa estabilidad pero también dirección o intención y todo ello se expresa en un kamae correcto.

kamae
El kamae es una expresión de nosotros mismos. Nuestro kamae muestra cómo nos sentimos, nuestro nivel de concentración y cuánta confianza poseemos en nuestras habilidades. El kamae como todas las expresiones corporales que engloba el aikido posee una dimensión externa e interna que interactúan. Trabajar en un kamae que nos proporcione una base sólida pero al mismo tiempo flexibilidad para reaccionar acabará ayudándonos a definir estas mismas características en nuestra personalidad.

O Sensei lo expresó de la siguiente forma: “dependiendo del tiempo, la situación, la topografía del terreno, el espíritu del momento, Kamae es lo que se reside en tu corazón”.

El kamae es mucho más que la postura con la que iniciamos o finalizamos una técnica. El kamae debe acompañarnos en todo momento y adaptarse constantemente a la situación, especialmente a la posición de nuestro oponente. Muchos sentimos que el kamae es la parte donde nos encontramos estáticos. Sin embargo, el kamae es por sí mismo un acto de comunicación porque es lo que nos permite orientar nuestro centro correctamente a nuestro oponente. Si se pierde esta relación, entonces nos encontraremos en desventaja porque aparecerán aberturas que nos harán vulnerables.

Algunos consejos sobre el kamae:

– El Kamae debe ser, ante todo, natural. Adaptado a la postura de tu cuerpo y a tu forma natural de desplazarte.
– El Kamae debe proporcionarte una sensación de poder en tus caderas y piernas. Si al principio te cuesta apreciarla, ten paciencia. Esta es una sensación que se desarrolla con el tiempo. Es de esa sensación de poder que parte la potencia de tu técnica.
– El peso debe estar ligeramente desplazado hacia adelante. Piensa que conceptualmente en Aikido todo desplazamiento es en realidad un desplazamiento hacia adelante aunque a veces nos pueda parecer que retrocedemos.
– Debes sentirte estable y a la vez relajado.
– La base de nuestra estabilidad y de nuestro poder viene de la pierna trasera. De ahí surge el impulso para el desplazamiento. La pierna delantera es la que dirige nuestro desplazamiento y por eso debe estar relajada y flexible para permitirnos una rápida reacción.
– La parte superior de nuestro cuerpo debe encontrarse completamente relajada. Como el árbol, el Kamae nos proporciona estabilidad en nuestras raíces y flexibilidad en nuestras ramas.
– El estado mental del kamae es el de “atención relajada”. Nuestra actitud es siempre la de alguien que espera que algo esté a punto de ocurrir pero carece de ansiedad.